Una mujer, que iba a someterse a una amniocentésis, firmó el consentimiento informado antes de ser realmente informada de las contraindicaciones de la intervención.
El Juzgado de Primera Instancia número 84 de Madrid ha impuesto una indemnización de 144.099€. Todo ello tras ver las pruebas presentadas por Rafael Martín Bueno.
Hechos ocurridos
El principio de las negligencias médicas tuvo lugar cuando la mujer firmó el consentimiento informado. Después de este paso reglamentario fue cuando le informaron, de manera genérica, de los posibles riesgos.
El reglamento explica claramente que la firma tiene que tener lugar después de explicar la intervención de manera detallada así como los peligros que entraña. Posteriormente el paciente tiene que tener el tiempo necesario para reflexionar antes de confirmar nada.
Además, dicha amniocentésis, no fue realizada siguiendo los indicativos de la lex artis. Esto se debe a que el médico hizo dos punciones e inyectó el contenido de la primera jeringuilla en la placenta, causando una corioamnionitis. Esto su pudo demostrar gracias a las pruebas presentadas por Rafael Martín Bueno, cosa que no había hecho la abogada anterior de la víctima.
Las negligencias continuaron cuando el ginecólogo alegó que había extraviado el consentimiento informado de la mujer. Este punto también vulnera la obligación de la documentación sanitaria de los médicos. Además el juzgador considera que se trata de una aseveración de carácter meramente exculpatoria de la responsabilidad.
En la noticia:
«La sentencia, que estima parcialmente la demanda de Rafael Martín Bueno (…) y representante legal de la paciente en el juicio, sostiene que la falta de cumplimiento del deber de informar del demandado no se puede subsanar por la información, general y somera, que recibió la mujer del ginecólogo que le indicó la realización de la prueba.»
«El juez se sorprende de que el primer abogado de la mujer, que no era Rafael Martín, no aportara ninguna prueba pericial de que el médico hizo dos punciones e inyectó el contenido de la primera jeringuilla en la placenta, causando una corioamnionitis, como alegaban.»
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