La encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI) es una lesión cerebral grave que ocurre cuando el recién nacido sufre una falta de oxígeno o una disminución del flujo sanguíneo cerebral antes, durante o inmediatamente después del parto. Esta condición, estrechamente relacionada con la asfixia perinatal, puede dejar secuelas neurológicas permanentes si no se detecta y trata a tiempo.
Como despacho especializado en negligencias médicas en partos, hemos elaborado esta guía para ayudarte a comprender qué es la EHI, cuáles son los signos que pueden indicar un posible error médico, qué pruebas son clave para demostrar la responsabilidad y qué opciones legales existen para reclamar una indemnización justa.
¿Qué es la encefalopatía hipóxico-isquémica?
La encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI) es un trastorno neurológico que se produce cuando el cerebro del recién nacido sufre una falta prolongada de oxígeno (hipoxia) y/o una disminución del flujo sanguíneo (isquemia) durante el embarazo, el parto o los primeros minutos de vida. Esta combinación puede provocar una lesión cerebral de distinta intensidad, desde un cuadro leve y reversible hasta un daño severo con consecuencias permanentes.
En los casos más graves, la EHI puede desencadenar secuelas como parálisis cerebral infantil, retraso madurativo, epilepsia, dificultades cognitivas o alteraciones motoras. La gravedad del cuadro suele evaluarse mediante la Escala de Sarnat y pruebas como la RMN cerebral o el aEEG, que permiten determinar la extensión de la lesión.
Desde el punto de vista legal, es fundamental distinguir si el daño era inevitable incluso con una atención médica correcta o si pudo haberse evitado con una actuación obstétrica y neonatal diligente.
Esta diferenciación es clave para valorar la existencia de negligencia médica en el parto.
- Daño inevitable debido a complicaciones imprevisibles o no prevenibles, pese a una atención dentro del estándar.
- Daño potencialmente evitable causado por errores, retrasos diagnósticos o actuaciones por debajo del estándar
médico, situación en la que sí puede existir responsabilidad profesional.
Causas y fisiopatología relacionadas con la encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI)
La EHI puede originarse por distintos eventos que reducen el aporte de oxígeno o el flujo sanguíneo al cerebro del recién nacido. Estas causas suelen ser múltiples y actuar de manera combinada, por lo que una evaluación precisa es esencial para determinar si el daño podría haberse evitado.
Alteraciones del bienestar fetal
Patrones cardiotocográficos anormales, desaceleraciones prolongadas o pérdida de variabilidad que no se monitorean ni interpretan correctamente son indicadores tempranos de sufrimiento fetal. La detección tardía de estas alteraciones aumenta significativamente el riesgo de hipoxia-isquemia.
Emergencias obstétricas
Situaciones como rotura uterina, desprendimiento prematuro de placenta, prolapso de cordón umbilical o hemorragias graves comprometen de manera crítica el aporte de oxígeno al bebé. La identificación rápida y la actuación inmediata son esenciales para prevenir lesiones neurológicas severas.
Errores en la monitorización fetal
Una monitorización fetal inadecuada o la mala interpretación del registro cardiotocográfico (CTG) puede impedir detectar a tiempo la hipoxia intraparto. Estos errores aumentan la probabilidad de que se produzca daño cerebral evitable.
Retrasos injustificados en decisiones críticas
Retrasos en ordenar una cesárea urgente, iniciar maniobras de reanimación neonatal o aplicar terapias neuroprotectoras cuando están indicadas pueden tener consecuencias graves. Actuar dentro del tiempo crítico es determinante para reducir la severidad de la lesión.
Desde un punto de vista médico y legal, comprender la fisiopatología de la EHI es clave para establecer la relación causal entre una actuación profesional y la lesión neurológica. Cuando la hipoxia-isquemia se prolonga sin una intervención oportuna, el cerebro del recién nacido entra en un proceso de daño progresivo que puede dejar secuelas permanentes. Determinar si se actuó con la diligencia exigible o si existió un retraso evitable es fundamental para evaluar una posible negligencia médica en el parto.
Signos clínicos y diagnóstico de la encefalopatía hipóxico-isquémica
Detectar a tiempo la EHI neonatal es fundamental tanto para la intervención médica temprana como para la valoración de posibles casos de negligencia en el parto. La identificación de signos clínicos inmediatos y la realización de pruebas complementarias permiten establecer el grado de lesión y orientar el seguimiento neurológico.
Signos inmediatos de encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI) tras el nacimiento
La identificación temprana de los signos clínicos en los primeros minutos de vida es crucial para diagnosticar una encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI) y para evaluar si se actuó con diligencia durante el parto. Observar estos indicadores permite intervenir rápidamente y, en caso de sospecha de negligencia médica, documentar pruebas objetivas para futuras reclamaciones legales.
- Hipotonía y escasa reactividad: bebés con tono muscular disminuido, movimientos limitados y dificultad para responder a estímulos. Este signo refleja un compromiso neurológico inicial y requiere vigilancia inmediata.
- Convulsiones neonatales: movimientos espasmódicos, sacudidas o crisis epilépticas tempranas, que indican alteraciones eléctricas cerebrales asociadas a hipoxia-isquemia. La detección precoz es clave para el tratamiento y el pronóstico.
- Apgar bajo: puntuaciones entre 0 y 3 a los 1 o 5 minutos después del nacimiento, reflejando sufrimiento fetal significativo. Valores persistentemente bajos pueden ser un indicio de daño neurológico y un registro crítico en caso de reclamación legal.
- Necesidad de reanimación avanzada: requerimiento de ventilación prolongada, intubación o intervención de emergencia inmediata tras el parto. Este signo sugiere que el recién nacido estuvo expuesto a hipoxia grave y debe quedar documentado en la historia clínica.
Pruebas complementarias
Para confirmar el diagnóstico de encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI) y evaluar la extensión del daño cerebral, se utilizan diversas pruebas complementarias que proporcionan evidencia objetiva. Estos estudios no solo permiten determinar el pronóstico neurológico del recién nacido, sino que también son fundamentales en casos de posible negligencia médica en el parto, ya que documentan la relación entre la actuación profesional y el daño observado.
- Gasometría arterial umbilical: pH bajo, lactato elevado y base excess alterada, reflejando acidosis metabólica asociada a hipoxia-isquemia.
- Monitorización cerebral (aEEG o EEG): permite identificar disfunción eléctrica y convulsiones subclínicas que podrían pasar desapercibidas clínicamente.
- Resonancia magnética (RMN) neonatal: localiza lesiones en sustancia blanca o ganglios basales y determina su extensión, ayudando a pronosticar secuelas.
- Escalas clínicas: como la Escala de Sarnat, que graduan la encefalopatía en leve, moderada o grave, siendo clave en informes periciales.
Para efectos legales, la existencia de documentación incompleta, registros contradictorios o ausencia de pruebas objetivas puede ser determinante al evaluar una posible negligencia médica en el parto. Mantener un historial clínico detallado y completo es esencial para proteger los derechos del recién nacido y de la familia.
Estándares de cuidado obstétrico y neonatal relevantes
Para valorar responsabilidad es necesario comparar la conducta médica con el estándar de práctica aceptado (protocolos hospitalarios, guías nacionales e internacionales). Elementos clave:
- Monitorización fetal continua cuando exista riesgo.
- Interpretación y respuesta oportuna a patrones de sufrimiento fetal.
- Disponibilidad y uso adecuado de recursos (servicio de cesárea urgente, equipo de reanimación neonatal).
- Inicio oportuno de terapias neuroprotectoras cuando están indicadas (como la hipotermia terapéutica).
Errores, omisiones y conductas que suelen constituir negligencia
- Falta de monitorización o monitorización inadecuada del feto en trabajo de parto.
- Mala interpretación de trazados cardiotocográficos y omisión de decisiones como cesárea urgente.
- Retrasos injustificados en cesárea ante situaciones de riesgo inminente.
- Reanimación neonatal insuficiente o tardía, sin personal y equipo adecuado.
- No realizar pruebas objetivas (gasometría arterial del cordón, RMN) o ausencia de
registros. - Falta de derivación a unidades de cuidados intensivos neonatales.
Encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI): Asesoramiento legal para negligencias médicas
La encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI) es una de las lesiones neurológicas más graves que puede sufrir un recién nacido debido a complicaciones perinatales. Su diagnóstico temprano, la comprensión de sus causas y la correcta interpretación de los signos clínicos son esenciales no solo para la atención médica inmediata, sino también para determinar si existió algún error médico o negligencia en el parto.
En casos donde la EHI deriva de actuaciones por debajo del estándar de cuidado, las familias tienen derecho a reclamar una indemnización justa por los daños físicos, cognitivos y emocionales que su hijo pueda sufrir. La recopilación de evidencia clínica, informes periciales y pruebas médicas rigurosas es clave para respaldar cualquier reclamación legal.
Nuestro despacho, Rafael Martín Bueno Abogados, especializado en
negligencias médicas en partos, cuenta con experiencia en la defensa de los derechos de recién nacidos y sus familias. Evaluamos cada caso de manera individual, coordinamos peritajes especializados y guiamos a nuestros clientes a través de todo el proceso legal para asegurar que se reconozca la responsabilidad y se obtenga la compensación que corresponde.