Falta de oxígeno en el neonato o hipoxia
La hipoxia neonatal o perinatal se identifica con una privación de oxígeno en el neonato, inmediatamente anterior o posterior al parto, de la que se deriva un cuadro conocido como sufrimiento fetal.
Esta falta de oxígeno produce la muerte de células cerebrales. Por tanto, la hipoxia puede suponer el deterioro de ciertos tejidos, llegando a provocar la parálisis cerebral.
Existen diferentes factores de riesgo que pueden derivar en una hipoxia neonatal. De modo que ante estos indicadores el equipo sanitario debe estar especialmente atento al desarrollo de la gestación para evitar las complicaciones en el parto.
Cuando no se realiza un seguimiento o una intervención adecuados podemos achacar las dolencias del neonato a una mala praxis médica, lo que implica la posibilidad de iniciar acciones legales.
¿Por qué se produce la hipoxia neonatal?
La causa de una privación de oxígeno en el bebé puede derivar de diferentes factores de riesgo que pueden acabar produciendo una hipoxia al bebé:
Causas relacionadas con la gestante
Pueden afectar situaciones como la anemia, el tabaquismo o factores genéticos.
Causas relacionadas con el neonato
Los traumatismos o el estrangulamiento del cordón umbilical pueden suponer factores de riesgo. También la anemia fetal o determinadas anomalías cardíacas. Suelen ser las causas menos frecuentes, y una adecuada monitorización sanitaria permite tomar medidas.
Causas relacionadas con el equipo médico
El seguimiento del embarazo y la intervención adecuada durante el parto son cruciales para evitar una hipoxia neonatal o perinatal. También lo es la observación tras el nacimiento, especialmente cuando hay indicios de privación de oxígeno.
¿Cuáles son los efectos de una hipoxia perinatal?
Como hemos indicado, la hipoxia neonatal o perinatal provoca lesiones en el tejido cerebral. Esto puede derivar en una parálisis completa del cuerpo o afectar a diferentes órganos o sistemas. El alcance de las lesiones dependerá de la gravedad de la privación de oxígeno. De hecho, una atención precoz puede minimizar estas secuelas.
Precisamente por ello el centro sanitario debe contar con personal especializado y con los instrumentos necesarios para observar la evolución del infante y aplicar terapias específicas. En caso de no estar adecuadamente equipado debería derivar al bebé y/o a su madre a un centro donde pudieran atenderlo urgentemente.
Respuesta fisiológica a la falta de oxígeno
Cuando al feto le falta el oxígeno se produce una redistribución del flujo sanguíneo. Este se aporta a los órganos principales (especialmente el tallo encefálico) y produce mayores niveles de adrenalina y una disminución de movimientos corporales y respiratorios (bradicardia). Si el episodio es duradero comenzarán a aparecer complicaciones:
A nivel hemodinámico
la presión arterial se reduce con la disminución del gasto cardíaco. Se deja de priorizar la irrigación de órganos principales y el córtex cerebral queda expuesto a lesiones. Los riñones también sufren particularmente a raíz de la falta de riego sanguíneo.
A nivel bioquímico
Se activan rutas metabólicas alternativas, que generan metabolitos y aminoácidos capaces de causar lesiones. Estas sustancias se utilizan para determinar la duración del episodio.
Ventajas del tratamiento precoz de la hipoxia neonatal
El objetivo del equipo sanitario es reducir al máximo la duración del episodio. Cabe recordar que cuando este dura más de 30 minutos las lesiones pueden ser irreversibles.
Por supuesto, el tratamiento de una hipoxia neonatal supone una monitorización del afectado. Y es que, incluso después de estabilizado, puede sufrir otras lesiones durante sus primeros días de vida. Así ocurre, por ejemplo, a causa de las convulsiones asociadas a la encefalopatía hipóxico-isquémica, relacionada con complicaciones como la apnea, la hipoxemia o la hipertensión arterial.
En el caso de que el equipo sanitario no atienda al neonato como es debido, las complicaciones asociadas a la hipoxia perinatal podrían cronificarse o agravarse. De ahí que estas dolencias sean objeto de demandas por negligencia médica en muchas ocasiones.
Las demandas por negligencia médica
Cuando un paciente padece una lesión a raíz de una mala actuación médica puede reclamar la responsabilidad civil o la responsabilidad patrimonial correspondiente al centro de salud. Deberá acreditar que ha concurrido una mala praxis y que el equipo médico no se ha apartado de la práctica corriente conforme a la lex artis, sino de un modo imprudente.
Para ello será necesario demostrar que las circunstancias clínicas hacían recomendable otro modus operandi, cuestión para la que se requerirá la asistencia de un perito médico. En definitiva, aunque todos los afectados estén habilitados para interponer una demanda, el proceso no es sencillo.
De ahí que resulte recomendable contar con el apoyo de un equipo de especialistas a la hora de reclamar una hipoxia neonatal. Hablamos de indemnizaciones muy elevadas, que deberían ser suficientes para ayudar a la familia a afrontar todos los gastos que puedan derivarse de las secuelas del neonato.